Conocer la emetofobia: cuando se tiene miedo al vómito

emetofobia


¿Qué es la emetofobia? definición y significado

La emetofobia, conocida como fobia específica al vómito o SPOV (Specific Phobia of Vomiting) es un trastorno bastante común pero aún poco estudiado por la comunidad científica. Según las estimaciones actuales, alrededor del 7% de las mujeres y el 3% de los hombres sufren de alguna forma de emetofobia.

Las personas que la padecen tienen un miedo irracional, exagerado e injustificado al vómito y a vomitar. Según un estudio de Van Hout & Bouman de 2012, la mitad de los sujetos con emetofobia tenían miedo a vomitar y alrededor de un tercio no solo temían vomitar, sino también temían ver a otras personas hacerlo.

La sensación de temor no proviene de un malestar físico orgánico, sino que es una respuesta emocional disfuncional.

Síntomas y características del miedo al vómito en jóvenes y adultos

Quienes sufren de emetofobia tienen comportamientos de evitación para disminuir el riesgo de encontrarse en situaciones relacionadas con el vómito y así protegerse de una posible crisis. La identificación de estos patrones de conducta podría ser un paso importante para la formulación del diagnóstico. Entre los más frecuentes se encuentran:

  • negarse a comer o reducir al mínimo las comidas

  • dejar cocinar los alimentos en exceso y no condimentarlos

  • controlar excesivamente las fechas de caducidad

  • abusar de medicamentos antiácidos y laxantes

  • evitar restaurantes y bares o zonas donde haya olor a comida

  • evitar lugares cerrados o concurridos

  • negarse a viajar

  • negarse a reunirse con mujeres embarazadas

  • al llegar a un lugar determinado, buscar la ruta más corta al baño

  • mantener una toalla al alance de la mano en la cama.


La evitación y el aislamiento social resultan del gran miedo a perder el control y vomitar en público y podrían conducir al desarrollo del trastorno de ansiedad social. Estas actitudes de protección, mantenidas en el tiempo, cronifican el trastorno. Es común que surjan fobias y obsesiones adicionales, como el lavado compulsivo de manos y vajillas, la hipocondría y la agorafobia.

La hipervigilancia de las propias sensaciones físicas conduce a una interpretación distorsionada de las señales del cuerpo, por lo que aquellos que sufren de emetofobia experimentan náuseas, reflujo, dolor de estómago y síntomas de vómitos inminentes, lo que conduce a restricciones dietéticas. A menudo se observa una pérdida de peso progresiva, desnutrición y, a veces, incluso el desarrollo de anorexia u otros trastornos de la conducta alimenticia.

La ansiedad y los síntomas gastrointestinales solo aumentan las náuseas y el disgusto en un círculo vicioso.

Algunas mujeres retrasan o incluso abandonan la idea de un posible embarazo por el miedo a vomitar.

Causas de la emetofobia

La fobia al vómito a menudo ocurre durante la adolescencia, pero también puede ocurrir en niños y adultos. Las causas no están del todo claras. Generalmente se asocia con recuerdos intrusivos de experiencias de vómitos asociados con experiencias de coacción o de rechazo social, que por lo tanto representan un trauma.

El evento traumático podría ser un recuerdo de la infancia de un vómito ininterrumpido, una intoxicación alimentaria o una crisis que ocurrió en frente de otra gente y que causó vergüenza. Los recuerdos, con sus olores, sensaciones y sonidos asociados, se viven como si fueran actuales y estuvieran a punto de repetirse. Además, los sujetos aprenden a interpretar las náuseas como una señal amenazante de vómitos inminentes, lo que aumenta la ansiedad, los síntomas gastrointestinales y la hipervigilancia de sus sensaciones físicas (Boschen, 2007) (Veale, 2009).

¿Cómo superar la emetofobia y cómo curarla? remedios y terapia

Quien padece emetofobia suele convivir con su problema, debido a la vergüenza, y no le da la suficiente importancia. Es típico que intente mejorar su vida con medicamentos, consultas nutricionales o remedios naturopáticos.

El momento en que busca la terapia psicológica es cuando se encuentra en condiciones particulares que no son compatibles con la emetofobia, como el deseo de un embarazo o un deterioro grave de la vida laboral o privada. Además, el diagnóstico es bastante difícil: los síntomas son poco específicos y no hay muchos profesionales que cuentan con un conocimiento profundo del tema.

Ni los medicamentos antieméticos ni los ansiolíticos pueden resolver el malestar causado por este trastorno. El tratamiento para la emetofobia actualmente es una psicoterapia individualizada en función de las características de cada persona.

Una opción es la exposición gradual a las señales internas, como las náuseas. Una vez identificados los comportamientos de evitación y los esquemas disfuncionales, será posible trabajar en ellos para modificarlos.

También es fundamental tratar la ansiedad y el disgusto para reducir la sintomatología asociada.

Otra opción muy efectiva es la terapia breve estratégica, la cual no implica la exposición a situaciones ansiógenas hasta que se haya superado el miedo, y tampoco está dirigida a cambiar la percepción del vómito. Más bien, es un enfoque práctico: en pocas sesiones se aprenderán estrategias y soluciones simples para su miedo, que producirán efectos beneficiosos y permitirán al individuo reapropiarse de su vida.

Psicólogos que tratan este tema